lunes, 17 de septiembre de 2007

Del amor y otras creencias ( VII )

FATAL TANGO

Aguante pebeta
que esto se zarandea
más que sulky en la pedrera
(quién fue el taita que batió
que las cosas del bobo
salen más fácil que escupida)
un fatal tango es la herida que me deja tu amor.
(Pero aura la cosa ya me es sabida
que no es soplar y hacer boteya
la palabra es un puñal que hace meya
el aguante es ladrillo caliente en las manos
¡caracho que cuesta más que los cien metros llanos!)
Aguante pebeta
si me mira así
ya sabe lo que le espera
así que no se haga la sotreta
(pienso y pienso cómo se me metió la piba esa
¡cómo tengo el marote de las vueltas!
será por eso que es redonda la cabeza)
A la bravura sáquele pecho
mire a quien se lo digo
no crea que es de guapo
pero usté se queda conmigo.

Del amor y otras creencias ( VI )

LIBERTADORA DE MI

Quien te rodeó el alma tomando tu cintura fuí yo
desplegaste tu vivir en mi cierta existencia
y la conmoción desbarató lo que había lo que se escondía
todo sistema racional decimal toda estructura toda métrica
¿fué así el mutar, intempestivo, irrespetuoso, amoral?
¿fué canción secreta, melodía medieval, susurro corpóreo?
Desde mi corazón-celda, libertadora de mí
me llevaste con tu lengua
a extrañas tierras de paraíso sin nombre
a espacios vírgenes creados en mí ignorados en mí
por dueños de lo intangible
libertadora de mí
qué certeza qué saber qué génesis eyectaste
en mis ríos tibios de luz
me fundaste me naciste me trajiste me tronchaste
qué espacios qué latido diminuto corrigió mi arritmia espiritual
qué náufrago de mí avistaste
libertadora de mí
tu cintura, ese puente trémulo
una entrega sin posesión una mirada con paisaje
una vez más
la vez primera

sábado, 15 de septiembre de 2007

Del amor y otras creencias ( V )

ODA A LA DIOSA LUTECIA, A QUIEN SE LE MORIAN TRES UÑAS CADA DIEZ LUNAS

Aquí todo es lluvia y lo que no es viento, teme por su centro.

Tus ojos refugio en la noche, la noche es un mar,

el mar tu cuerpo, algo tan cierto.

Miro atrás, me miro regresar, como si no supiera

que de este amor no se regresa, Diosa Lutecia.

Emprendí un viaje cuando desaté tu cabellera, prisionera.

Pero entonces despierto, y comprendo que te he soñado:

es anhelo, es desconsuelo.

Eres tú la que más duele, de mis heridas

por debajo, por delante de la vida.

Tus uñas se deslizaron de tus manos, pájaros oscuros, enviados.

La punta de mi lengua tocaron,

fueron ellas las que me raptaron.

(Si una Diosa no te rapta, el amor no es un milagro)

¿Puede el destino ser hablado?

¿Es posible divisar el camino aunque se esté cegado?

Otras diez lunas dibujaron la noche,

pero la luz aún no ha llegado...

Diosa Lutecia, no osaré pronunciar tu nombre en vano:

espero a tus pájaros bajar rasantes,

llegados de tus dedos transhumantes.

Ausencia y presencia diseminada en todas las cosas,

eres piedra, lágrima y rosa.

Del amor y otras creencias ( IV )

AMOR ES

De mi corazón robadora
a un pobre gitano sucumbido
de alientos encontrados
a ignorancias bien nacidas
de manchas como testigos
a meses como deseados
de tu dolor amanecido
a mi pregunta arrebatada
somos dos destinos
venimos de la nada
como manos que se buscan
como voces atoradas
te doy lo que tengo
me das esta mirada
me buscas en las sombras
te busco en tu mañana.

miércoles, 29 de agosto de 2007

Del amor ( III )

SON TAN ELLAS

Mujeres que me aman exhultantes
Y me apoderan, plenas, sinceras.
Mujeres que me conviven y me encuentran
y después se paran y me miran, algo atentas.
Mujeres que me observan y se buscan
en los espejos de la casa, algo inquietas...
Mujeres que luego se asustan, violentas
que me gritan deshonradas, maltrechas.
Mujeres que me arrojan y me olvidan
llorosas, virulentas...
Sólo un rato sin ellas.
Y luego, otras llegan y se acercan
ignorantes de pasadas afrentas
hechas a otras ellas.
Estas, que me recuerdan a aquellas
cuando eran mujeres hechas y derechas
repletas de caricias, risas y promesas
que ya estarán algo viejas y maltrechas,
quizás buscando otras querellas.
Pero éstas, ajenas a las primeras,
ajenas a las imágenes que de mí esas
se armaban en sus cabezas,
estas ellas, santas, insensatas, me miran
y sus rostros brillan sin pena.
¿Serán éstas hoy, como aquellas, que se fueron, obsoletas?
¿serán éstas, otras nuevas ellas,
que mañana suspiren desechas
y ya no se vean en sus rostros
las ansias que tenían como las otroras esas
y se busquen en los espejos y lloren sobre las mesas?
Estas y aquellas, las viejas y las nuevas, todas bellas
anheladas, sedientas, putrefactas y viajeras
inmaculeadas y siniestras, todas ellas
pasajeras que llegan, me miran y no se quedan,
sino que patitiesas comprueban que yo sólo era
imágenes y palabras de espuma rellena...
Y entonces, prestas o lentas, despojadas de buenas nuevas,
agarren y partan en busca de otros que les confirmen
que no ya será vana su nueva espera...
Mujeres, con las mismas manos que las toco y las abro
que con sus ojos hundidos entonces se van y luego a mí otras llegan,
mujeres, que mis caricias empiezan a ya no conmoverlas
y veo como un día se apartan, vociferan y se asquean
con estas mismas manos de caricias hechas,
mis dedos abro, a las mujeres suelto y las saludo
cuando de mí se van sin darse vuelta.
Mujeres, las miro y ya sé que son ellas:
las que llegan, me miran, me anhelan y luego no se quedan.

domingo, 26 de agosto de 2007

Del amor ( II )

ROMANCE DEL GITANO AL AMOR ENCADENADO

Bella es su nuca
bella su frente
y bello su perfil
aguantó lo que su boca pudo
pero tuvo que sucumbir.
Mil remansos eran sus labios
sus manos pétalos de alelí
le miró sus ojos sinceros
y tuvo que sucumbir.
Nocturnas aguas sus cabellos
su cintura, cadencia y fuego carmesí,
dejaba tenues estelas
con aroma de jazmín.
La rodeó sin aliento
y tuvo que sucumbir.
Zarza ardiente su corazón
su alma la tormenta por venir
hembra valiente y temerosa
hembra del comienzo al fin.
Por hombre, no pronunciaré
el sonido de su nombre,
pero si la han visto venir
comprenderán entonces
cuando un gitano
debe sucumbir.

Del amor ( I )

EL ABANDONADITO

No me brindaste lo que te pedí
no me miraste aquella vez
no nació de vos acompañarme
no me dijiste que me querías antes
no te importó que me hicieras llorar
te dije que no lo dijeras adelante de la gente
(y lo dijiste)
no te costaba nada haberme llamado
no me hacías partícipe
te hacías el tonto
querías ver televisión cada vez más seguido
tenías miedo que te pidiera que te animaras
iba a la peluquería y no te dabas cuenta
no me dijiste que me querías después
no sabía donde estabas
nunca arreglabas el botón del baño
me prometiste que ibas a llevarme al cielo
nunca toleraste a mi hermana
(ella te apreciaba)
te dije que te hicieras cargo
antes nunca me hubieses contestado así
gastabas toda el agua caliente
cortabas el diario y yo todavía no lo había leído
nunca estabas cuando te necesitaba
criticabas a las chicas de la facultad
siempre dejabas salpicado el inodoro
(nunca bajabas la tapa)
antes eras caballero
nunca me preguntaste por qué me levantaba a la madrugada
(te hacías el dormido)
tenías miedo que te pidiera que fueras un hombre
me cansé de decirte que me avisaras si se acababa el café
me fuiste dejando sola
tenía que poner pasacalles pidiendo que me hicieras el amor
no fuiste mi cómplice
no me escuchabas
así que ahora no me rompas
con tus mi amorcito en el contestador.