(Pasión robadora de prosas ajenas, pues el amor, si pretende serlo, robador será)
introito:
nosotros las personas, al igual que las islas, tenemos tesoros escondidos, que como las personas, las islas fueron asoladas en su infancia por piratas. Como las personas, provocan pasiones indomables, igual que las personas son un mundo completo con plantas y pájaros singulares, que allí crecieron por condiciones precisas y que no pueden encontrarse en ninguna otra parte, isla o persona.
aria:
al igual que ninguna persona puede contar su propia muerte, los enamorados
no pueden contar el fin de su historia; nadie puede producir la fecha de su muerte.
coro:
la amada y el amado, ¿cómo se han enamorado? Perdidamente. ¿Cuándo? Demasiado tarde. ¿Por qué? Porque es imposible volverse atrás. ¿Cuándo? Demasiado pronto ¿Por qué? Porque como todo torrente, el amor es un vértigo que lleva lo que soy hacia lo que no soy.
aria:
cuando se produce el big-bang amoroso, los gestos y acciones de una persona son percibidos por la otra como una danza y se van depositando en ella. Las imágenes de la persona, sus palabras, los movimientos de su cuerpo, se van grabando en la otra como un doble. Todo lo que pasa en el camino que se hace entre dos personas, como un pájaro, anida en la otra. En la separación muchas veces ese doble del otro no se va. No muere con la muerte de la relación. El pájaro, por diversos motivos, no se vuela, permanece, con su plumaje extendido. Por eso hay gente que mata o se mata por amor: lo que intentan, en realidad, es matar a ese doble.
coro:
si cuando sucedía aquello había que pensar otra cosa, ahora que hay que pensar en lo que entonces sucedía, indica que no habrá que mirar ni pensar las cosas que suceden en este momento.
recitativo:
a la amada le pareció poco ser una sola persona, sentía alrededor la inmensidad de todo lo que no era ella, lo otro, mucho más que casi todo: todo menos ella, que era casi nada, minúscula y provisoria porción del universo, combinación momentánea de materia reciclable a quien llamaban por un nombre al que desde siempre respondía.
aria:
si yo me atrevo
a mirar y a decir
es por su sombra
unida tan suave
a mi nombre
allá lejos
en la lluvia
en mi memoria
por su rostro
que ardiendo en mi poema
dispersa hermosamente
un perfume
a amado rostro desaparecido
recitativo:
después de todo, pibe, tú eres la única muralla, si no te saltas nunca darás un solo paso.
coro:
no es en plena luz sino en el borde de la sombra,
donde el rayo al difragtarse, nos confía sus secretos.
aria:
Si para todo hay término y hay tasa
y última vez y nunca más y olvido
¿quién nos dirá de quién, en esta casa,
sin saberlo, nos hemos despedido?
recitativo:
el amante sabe que la naturaleza del amor es intangible, pero que una vez asida,
se la debe empuñar con mano firme. (no sabemos si sospecha esto último)
aria:
quien no se ama elige a alguien imposibilitado de amarlo:
su búsqueda de amor, siempre defraudada,
se vuelve un medio de expresar y reforzar el propio desamor.
coro:
sólo con la verdad sencilla y pura se encontrarán los corazones,
pero sucede que la pura y sencilla verdad rara vez es pura y nunca es sencilla.
aria:
la separación es un álgebra: la diferencia entre ella más él y ella menos él,
son dos veces menos él,
es caerse al espacio vacío, es un mundo que termina.
recitativo:
observen a la amante, altiva y lagrimosa;
parte, pero sólo para saber si puede quedarse.
aria:
me robó el corazón
me robó a mí
me quitó el mundo y después
ella misma se me hurtó
dejándome a merced
de mi sediento corazón.
coro:
el amado se piensa como un pequeño animalito enjaulado corriendo incesantemente, sin avanzar,dentro de un anillo de tres palabras:
esperanza, desesperanza, desesperación.
aria:
el amado finalmente se entregó al amor por él generado y aún inconfesado,
y siete veces fue parido:
una vez en un cuarto en llamas
una vez bajo una lluvia helada
una vez en un mar de trigo
una vez en un manicomio
una vez en un monasterio desierto
una vez entre miles de personas en florida y presidente perón
seis veces lloró y rió
pero aún ignora
que lo espera una septima parición.
recitativo:
dice el amado: del cielo cayó una rosa que en un jardín rebotó,
así espero que reboten los chicos cuando les digas que no.
coro:
quien ama erróneamente posee una inútil clarividencia, retroactiva y terrible, por la cual se ve en el amado no lo que es, ni lo que podría llegar a ser,
sino lo que podría haber sido.
aria:
hay personas en las que su alma está enredada fuera de ellas...
así va, de una persona a otra,
va y vuelve, como la respiración, queda atrapada en el alma de los otros.
coro:
los amados se acercan a saber que no se puede ver de lejos el fin del amor, Cupido es ciego, mas si se ve el fin, el fin llega.
aria:
el amor teje un doble del amado en el amante. El doble y el amado están unidos por una red de hilos invisibles por la que el segundo alimenta al primero. El amante, regido por las leyes del corazón que es como un pulpo, absorbe al doble como un bordado tridimensional tejido en sus propios nevios y de su propia sangre, una red inextricable que vive en él, venas y arterias. Cuando el amado se va, a veces no se lleva a su doble: la red que los unía se rompe, y el doble queda en el amante. Ahora, sin el alimento del amado, gracias a los espejismos de la memoria, es un gólem, un muerto vivo que habita dentro del abandonado y que para subsistir lo consume, devorándolo.
finale:
dice la amada:
a exhalarte en las mejillas un ardiente tristísimo suspiro
y a extinguirme en tu perfil y rescatar su última sombra;
por eso he vuelto,
tan cansada y tan sola, a deslizarte la última mirada de amor
que me cabe en las cuencas,
a vaciarte mis ojos en el pecho,
agitarte el esternón con lenguas de deseo,
que te pulse entre la carne y los huesos,
como una vena más,
que se incorpore a tu susto y a tu alivio
y te muerda las pupilas,
que se desespere, pendiente y postergado amor,
entre tu cara y la mía,
antes del estertor y del ocaso,
el desempolvado intento de amarte.
dice el amado:
dónde está la sombra, dónde tu mirada, tu rostro que es ahora una oscura mutancia, una belleza dolorosa, mirada de hembra, rasgando la penumbra con deseos poderosos. Me ves sin que te vea. Con esa fuerza de ojo escondido, escrutando desde la ceniza, desde la sombra que altera mi enigma. Cuando no te conocía era un descampado, desprevenido de no haberte visto ni oído, un augurio de herida y lágrima que ahora, con la luz hecha tabú en la compostura de mi frente, te adivino: has venido, he vivido.
lunes, 12 de noviembre de 2007
Acerca de lo inefable ( IX )
ACERCA DE LO INEFABLE COMO HISTORIA DE AMOR,
HACEDOR DE LO QUE SUCEDE, QUE HACE HISTORIA
Aquel que va a la cita, no es el mismo que la ha concertado.
Andre Gide
Fuimos con máscaras, pero aparecimos en resplandeciente desnudez. En ese acto sexual, pleno de opacidad, algo quedó despojado, imprevisto: era el sexo que alumbraba al enamoramiento, pariendo una dialéctica que nunca habríamos de interrumpir. Eso que iba a suceder, advino. No sabíamos ni una cosa, ni la otra. Fuimos privados de esa revelación hasta que advino como acontecimiento. De la cima hacia la brusca caída, de la humedad y la erección a la mirada y la melodía que atestiguaron que algo estaba adviniendo. Nos encontramos en otro suelo, es decir, en otra identidad que nos estaba albergando. Fuimos a olvidarnos de algo de lo que éramos, a ser abandonados por aquello que nos apesadumbraba, ignorando que el fracaso de todo plan daría lugar a la creación de un nuevo mundo. ¡Qué tan otra cosa se mal-acomodó al terreno sexual que había sido planificado! Fue, sabemos, el amor: el lugar de una rendición, el lugar donde uno se rinde, descubierto, sorprendido, impelido hacia lo insospechado. Fue la cancelación de toda pretensión. Lo anhelado llegó, más otra fue su luz, otra su forma. Tuvimos que concebir otros ojos, para dar lugar a la mirada de lo nuevo, lo ignorado entonces como nuevo. Lo que queríamos encontrar, nos encontró, pero para descubrirnos, para develarnos. Quien crea, será engañado. Quien busque, será encontrado.
HACEDOR DE LO QUE SUCEDE, QUE HACE HISTORIA
Aquel que va a la cita, no es el mismo que la ha concertado.
Andre Gide
Fuimos con máscaras, pero aparecimos en resplandeciente desnudez. En ese acto sexual, pleno de opacidad, algo quedó despojado, imprevisto: era el sexo que alumbraba al enamoramiento, pariendo una dialéctica que nunca habríamos de interrumpir. Eso que iba a suceder, advino. No sabíamos ni una cosa, ni la otra. Fuimos privados de esa revelación hasta que advino como acontecimiento. De la cima hacia la brusca caída, de la humedad y la erección a la mirada y la melodía que atestiguaron que algo estaba adviniendo. Nos encontramos en otro suelo, es decir, en otra identidad que nos estaba albergando. Fuimos a olvidarnos de algo de lo que éramos, a ser abandonados por aquello que nos apesadumbraba, ignorando que el fracaso de todo plan daría lugar a la creación de un nuevo mundo. ¡Qué tan otra cosa se mal-acomodó al terreno sexual que había sido planificado! Fue, sabemos, el amor: el lugar de una rendición, el lugar donde uno se rinde, descubierto, sorprendido, impelido hacia lo insospechado. Fue la cancelación de toda pretensión. Lo anhelado llegó, más otra fue su luz, otra su forma. Tuvimos que concebir otros ojos, para dar lugar a la mirada de lo nuevo, lo ignorado entonces como nuevo. Lo que queríamos encontrar, nos encontró, pero para descubrirnos, para develarnos. Quien crea, será engañado. Quien busque, será encontrado.
Ella y El ( VIII )
Ella y El anhelos tienen
cada cual duerme como puede
juntos ella y el querían
beberla, engullirla, tragarse a la vida.
De muy lejos venían
de atrás, cuando todo tenía medida.
El sí, ella no fue sorprendida
se parían en el encuentro
y en cada encuentro germinaba la despedida.
Las miradas se tornaron anhelos
y los anhelos querían más y más días.
Ella y El amores tienen
¿qué pensarán cuando la hora final suene?
Una y otra vez esperan que el día llegue
En el encuentro cada uno la pasión del otro posee
juntos ella y él querían
llegar al cielo y traer más y más días
pero en el encuentro germinaba la despedida
el sol se ocultaba pero ellos no lo veían
al dolor matar querían
pero ignoraban que no se podía.
El sí, ella no fue sorprendida
ella lloró en secreto, el no podía contar
las lágrimas que había
él le dolió, ella no quería hacerse la distraída
ella lo habitó, él le abría toda la vida que podía
fueron desafiados a la seguridad de no saber
una voz rotunda les dijo que no habrían de poder.
Ella y El anhelos tienen
la noche se abrió
para que ellos lleguen
ella habló, fue inusitada
el la escuchó y ya sintió que la besaba
la noche ya se cierra pero ellos aún no mueren
no saben qué es pero saben que lo poseen.
cada cual duerme como puede
juntos ella y el querían
beberla, engullirla, tragarse a la vida.
De muy lejos venían
de atrás, cuando todo tenía medida.
El sí, ella no fue sorprendida
se parían en el encuentro
y en cada encuentro germinaba la despedida.
Las miradas se tornaron anhelos
y los anhelos querían más y más días.
Ella y El amores tienen
¿qué pensarán cuando la hora final suene?
Una y otra vez esperan que el día llegue
En el encuentro cada uno la pasión del otro posee
juntos ella y él querían
llegar al cielo y traer más y más días
pero en el encuentro germinaba la despedida
el sol se ocultaba pero ellos no lo veían
al dolor matar querían
pero ignoraban que no se podía.
El sí, ella no fue sorprendida
ella lloró en secreto, el no podía contar
las lágrimas que había
él le dolió, ella no quería hacerse la distraída
ella lo habitó, él le abría toda la vida que podía
fueron desafiados a la seguridad de no saber
una voz rotunda les dijo que no habrían de poder.
Ella y El anhelos tienen
la noche se abrió
para que ellos lleguen
ella habló, fue inusitada
el la escuchó y ya sintió que la besaba
la noche ya se cierra pero ellos aún no mueren
no saben qué es pero saben que lo poseen.
lunes, 17 de septiembre de 2007
Del amor y otras creencias ( VII )
FATAL TANGO
Aguante pebeta
que esto se zarandea
más que sulky en la pedrera
(quién fue el taita que batió
que las cosas del bobo
salen más fácil que escupida)
un fatal tango es la herida que me deja tu amor.
(Pero aura la cosa ya me es sabida
que no es soplar y hacer boteya
la palabra es un puñal que hace meya
el aguante es ladrillo caliente en las manos
¡caracho que cuesta más que los cien metros llanos!)
Aguante pebeta
si me mira así
ya sabe lo que le espera
así que no se haga la sotreta
(pienso y pienso cómo se me metió la piba esa
¡cómo tengo el marote de las vueltas!
será por eso que es redonda la cabeza)
A la bravura sáquele pecho
mire a quien se lo digo
no crea que es de guapo
pero usté se queda conmigo.
Aguante pebeta
que esto se zarandea
más que sulky en la pedrera
(quién fue el taita que batió
que las cosas del bobo
salen más fácil que escupida)
un fatal tango es la herida que me deja tu amor.
(Pero aura la cosa ya me es sabida
que no es soplar y hacer boteya
la palabra es un puñal que hace meya
el aguante es ladrillo caliente en las manos
¡caracho que cuesta más que los cien metros llanos!)
Aguante pebeta
si me mira así
ya sabe lo que le espera
así que no se haga la sotreta
(pienso y pienso cómo se me metió la piba esa
¡cómo tengo el marote de las vueltas!
será por eso que es redonda la cabeza)
A la bravura sáquele pecho
mire a quien se lo digo
no crea que es de guapo
pero usté se queda conmigo.
Del amor y otras creencias ( VI )
LIBERTADORA DE MI
Quien te rodeó el alma tomando tu cintura fuí yo
desplegaste tu vivir en mi cierta existencia
y la conmoción desbarató lo que había lo que se escondía
todo sistema racional decimal toda estructura toda métrica
¿fué así el mutar, intempestivo, irrespetuoso, amoral?
¿fué canción secreta, melodía medieval, susurro corpóreo?
Desde mi corazón-celda, libertadora de mí
me llevaste con tu lengua
a extrañas tierras de paraíso sin nombre
a espacios vírgenes creados en mí ignorados en mí
por dueños de lo intangible
libertadora de mí
qué certeza qué saber qué génesis eyectaste
en mis ríos tibios de luz
me fundaste me naciste me trajiste me tronchaste
qué espacios qué latido diminuto corrigió mi arritmia espiritual
qué náufrago de mí avistaste
libertadora de mí
tu cintura, ese puente trémulo
una entrega sin posesión una mirada con paisaje
una vez más
la vez primera
Quien te rodeó el alma tomando tu cintura fuí yo
desplegaste tu vivir en mi cierta existencia
y la conmoción desbarató lo que había lo que se escondía
todo sistema racional decimal toda estructura toda métrica
¿fué así el mutar, intempestivo, irrespetuoso, amoral?
¿fué canción secreta, melodía medieval, susurro corpóreo?
Desde mi corazón-celda, libertadora de mí
me llevaste con tu lengua
a extrañas tierras de paraíso sin nombre
a espacios vírgenes creados en mí ignorados en mí
por dueños de lo intangible
libertadora de mí
qué certeza qué saber qué génesis eyectaste
en mis ríos tibios de luz
me fundaste me naciste me trajiste me tronchaste
qué espacios qué latido diminuto corrigió mi arritmia espiritual
qué náufrago de mí avistaste
libertadora de mí
tu cintura, ese puente trémulo
una entrega sin posesión una mirada con paisaje
una vez más
la vez primera
sábado, 15 de septiembre de 2007
Del amor y otras creencias ( V )
ODA A LA DIOSA LUTECIA, A QUIEN SE LE MORIAN TRES UÑAS CADA DIEZ LUNAS
Aquí todo es lluvia y lo que no es viento, teme por su centro.
Tus ojos refugio en la noche, la noche es un mar,
el mar tu cuerpo, algo tan cierto.
Miro atrás, me miro regresar, como si no supiera
que de este amor no se regresa, Diosa Lutecia.
Emprendí un viaje cuando desaté tu cabellera, prisionera.
Pero entonces despierto, y comprendo que te he soñado:
es anhelo, es desconsuelo.
Eres tú la que más duele, de mis heridas
por debajo, por delante de la vida.
Tus uñas se deslizaron de tus manos, pájaros oscuros, enviados.
La punta de mi lengua tocaron,
fueron ellas las que me raptaron.
(Si una Diosa no te rapta, el amor no es un milagro)
¿Puede el destino ser hablado?
¿Es posible divisar el camino aunque se esté cegado?
Otras diez lunas dibujaron la noche,
pero la luz aún no ha llegado...
Diosa Lutecia, no osaré pronunciar tu nombre en vano:
espero a tus pájaros bajar rasantes,
llegados de tus dedos transhumantes.
Ausencia y presencia diseminada en todas las cosas,
eres piedra, lágrima y rosa.
Aquí todo es lluvia y lo que no es viento, teme por su centro.
Tus ojos refugio en la noche, la noche es un mar,
el mar tu cuerpo, algo tan cierto.
Miro atrás, me miro regresar, como si no supiera
que de este amor no se regresa, Diosa Lutecia.
Emprendí un viaje cuando desaté tu cabellera, prisionera.
Pero entonces despierto, y comprendo que te he soñado:
es anhelo, es desconsuelo.
Eres tú la que más duele, de mis heridas
por debajo, por delante de la vida.
Tus uñas se deslizaron de tus manos, pájaros oscuros, enviados.
La punta de mi lengua tocaron,
fueron ellas las que me raptaron.
(Si una Diosa no te rapta, el amor no es un milagro)
¿Puede el destino ser hablado?
¿Es posible divisar el camino aunque se esté cegado?
Otras diez lunas dibujaron la noche,
pero la luz aún no ha llegado...
Diosa Lutecia, no osaré pronunciar tu nombre en vano:
espero a tus pájaros bajar rasantes,
llegados de tus dedos transhumantes.
Ausencia y presencia diseminada en todas las cosas,
eres piedra, lágrima y rosa.
Del amor y otras creencias ( IV )
AMOR ES
De mi corazón robadora
a un pobre gitano sucumbido
de alientos encontrados
a ignorancias bien nacidas
de manchas como testigos
a meses como deseados
de tu dolor amanecido
a mi pregunta arrebatada
somos dos destinos
venimos de la nada
como manos que se buscan
como voces atoradas
te doy lo que tengo
me das esta mirada
me buscas en las sombras
te busco en tu mañana.
De mi corazón robadora
a un pobre gitano sucumbido
de alientos encontrados
a ignorancias bien nacidas
de manchas como testigos
a meses como deseados
de tu dolor amanecido
a mi pregunta arrebatada
somos dos destinos
venimos de la nada
como manos que se buscan
como voces atoradas
te doy lo que tengo
me das esta mirada
me buscas en las sombras
te busco en tu mañana.
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