
Martes 14
Primera visita al pediatra, el Dr. Cacho, quien escucha pacientemente nuestras preguntas, es decir, el sinfín de interrogantes que le espeta la madre de Mora, queriendo saber si su hija está sana, si no estará enferma. El citado galeno examina a nuestra hijita, luego de pedirnos que la desnudemos. Frente a tamaña afrenta, Mora lo ataca con sus armas más poderosas: su orín y su caquita iluminada de amarillo. Resultado clínico: Mora tiene reflejos, peso específico, posee estatura y respira. Nos sentamos aliviados.
Miércoles 15
Mora y su abuela se conocen. Al verla, ésta se queda sin qué decir, y como mi hija ya venía sin palabras, la escena se torna silente. La madre mía se parapeta en su abuelazgo aupando a la niña, aún ajena a las estructuras elementales del parentesco.
Jueves 16
El padre desea profundizar la comunicación con su hija, pero sabe que ella aún es pre-lingüística. Decide establecer un contacto en esos términos y le envía el siguiente mensaje: "Bella Mora, hijita del corazón mió: amar con amor creía que sabía yo, pero llegaste y creencias y cabeza mía se rompierón, unas y otra se abrierón. Corazón mió, llegaste y tu luz de sol, de amor me quemó. Amor te hice y me hiciste y de nuevo nací yo. Así de tanto amar no sabía dónde poner el amor yo, y entonces pensé agarrar y escribirteló y así guardarló, larai larí, larai laró. Tuyo, tu papi, yo".
Viernes 17
Primeros resultados del cambio de leche en polvo a líquida: Mora no deposiciona más en amarillo, sino que el cromatismo de su paleta culífera ha virado hacia lo verdoso. Débora se pregunta si estará sana, si no estará enferma. Miro la caquita de mi hija como quien mira el oráculo: a través de ella los dioses escriben los designios, el sentido augural de su futuro. Si lo verde tuviera otro nombre, debería llamarse Caquita de Mora.

Sábado 18
¿Preocupa que se agudize el conflicto por las papeleras? ¿Que se agrave la situación en medio oriente? ¿Que se esdrujulize la invasión a Irak? Claro, pero lo verdaderamente preocupante es que Mora esté casi dos días sin hacer su caquita. Débora me pregunta si estará sana, si no tendrá alguna enfermedad. Cada vez que abro su pañal, espero con intensidad que su desechito se encuentre allí, como esperé tantas veces la justicia en el mundo. Hoy jueves, el mundo será más justo si mi hija desaloja lo que ya no necesita.
Domingo 19
Llega la tía de Santa Fe especialmente para encontrarse con su sobrina. Asume su parentesco de inmediato, comenzando a malcriarla y consentirla. Le pide a Mora que le cuente las maldades que sus padres le hacen, y comienza a persuadirla de que lo mejor es partir hacia su casa litoraleña. Mora no le dice ni si ni no, sino todo lo contrario.

Madrugada del lunes. Miro a Debora y Mora dormir. Pero soy yo quien está a su merced. Intento respirar aquello que las hace vivir, agazapado, queriendo saber el secreto que las une. Escucho sonidos que llegan de otros reposos, como mensajes, como confesiones. Testigo inclinado, asisto a su existir en inconciente plegaria, buscando presenciar la revelación de sus almas. Ellas, dos mujeres que me habitan con sus preguntas y miradas, sus soniditos y aromas, forman un intraducible lenguaje que teje nuestras vidas. Las escucho, y me llaman desde otro lugar, desde otro tiempo, me interpelan sin palabras, me construyen progenitor y mitad, me ascienden y me ignoran, altivas, distantes. Hilos de pudor me piden cesar la tenue luz que nos
dibuja. En penumbras, ahora el encuentro se establece por completo.
Martes 21
Segunda visita al Dr. Cacho. Mora subió 260 gramos en siete días. Pesa 3,460 kgs. La madre pregunta si estará sana, si eso es señal de salud. El pediatra la mira en silencio y suspirando, me palmea la espalda. Le informa a Débora que se encuentra en puerperio psicológico. Nos dice que recién debemos volver en un mes. De tan contentos, nos vamos a pasear al Parque Centenario. Está totalmente cerrado por reformas.
Miércoles 22
Dada la eficaz comunicación pre-lingüística establecida el pasado jueves 16, el padre de Mora le envía un segundo mensaje, aún más explícito: "Mora, Morita, pi-pío mío: qiero contigo a sintigo porqe desde qe te ví te qerí. El amor binió y mi corasón lo supió. La culpa la tube primero mí y después la tubiste ti, pues empesaste a yamar a yo. Culpa vayate de aqí. Que no la bea, aunque estea endeveras. Perzonas todas: vengan allá y abajensé a ver la noche amanecer, que ningunos se
duerman, digalén que no haiga nadies que faltasen, que mi amor por mi pí-pío es una fantasiada de bellezada. Chica, en ensueñaciones te encuentro y me
endespierto juera de mí cuando hescucho tu sonoro yorar y te ablo a ti misma
propiamente, y no me dan los pieses para buscar mamadera de tí por el lado de allí o por el lado de aquí. Endispués pensé que nada es más riquísimo ni muy buenísimo sentir que la cosquiya que me hace el qerer a ti, la coloridá que bos le das a la esistencia de mi bibir. Tuyo, tu papi, yo."
Viernes 24
Después de hacerlo muchos años, no voy a asistir a la conmemoración del golpe de estado porque concluyo que Mora es aún pequeñita como para asistir a la Plaza de Mayo y saltar pidiendo juicio y castigo. Me pregunto qué hacer. Finalmente marcho alrededor de la mesa de living con Mora a upa y una pancarta que dice: "Ni olvido ni perdón, biberón".

Domingo 26
El Dios Kronos ha fundado una nueva temporalidad en mi vida. Recuerdo vagamente cuando mis días se dividían en 24 partes iguales, llamadas horas, creo. Hoy, en cambio, se fraccionan así: un día = 7 u 8 mamaderas cada tres o cuatro horas de las de antes, según el caso. Esta observación del tiempo me llevó a otra conclusión, verdaderamente sorprendente. Si mi ciclo de persona consiste en despertarme, comer, estar en vigilia y dormir, ese ciclo en Mora se repite varias veces en un día de 24 hs., tantas como 7 u 8, las mamaderas antedichas. Es decir, mi hija vive 7 u 8 días, mientras que yo vivo sólo uno. En unos años ya va a tener 30 años de diferencia conmigo, en vez de 44. Y en unos años más, la diferencia se reducirá a una decena de
años. Concluyo que en un futuro, mi hija será de mayor edad que su padre. Algo ciertamente notable.
Lunes 27
Hoy nuestra hija cumple tres semanas de vida, pero en realidad no sólo ella, Débora y yo también hemos nacido, somos otros dentro de nosotros mismos. Mora me hizo comprender que en el Hogar de la Felicidad casi siempre estuvimos en la sala de espera. Hoy, nuestra entrada en el Hogar es completa. Nuestra hija nos hospeda. Mientras se constituye como persona, lo hace como hija, sin saber que en esta cultura la figura del Padre ha declinado, como toda forma tradicional de autoridad... así que hija, estamos lanzados hacia la búsqueda del sentido de este Encuentro, y aunque mal que le pese a la posmodernidad, deberé ponerte límites. Para ello deberé ver si tengo puestos lo míos.

Jueves 30
Mora se dedica a dormir más que de costumbre. Esto, naturalmente, alerta a la madre, quien llama al Dr. Cacho para preguntarle si será normal, si no estará enferma. El especialista le dice que mientras coma y aumente de peso, no hay de que preocuparse. Debora comenta: "al final a este tipo todo le parece normal". Se nos ocurre pesarla, entonces. Débora propone ir a la balanza de una fiambrería. Rechazo su moción. Propone entonces ir a la balanza de la pollería de la esquina, lo que rechazo nuevamente, ya que corremos el riesgo de que antes de pesarla, la trocen. Finalmente terminamos en una farmacia, mi esposa pesándose primero, y luego repitiendo la acción con Mora a upa. Resultado: cuatro kgs. de diferencia. Débora le pregunta al farmacéutico si Mora estará sana, si no estará enferma.

Sábado 32
No sé, estoy con mi hija y es como si perdiera la noción del tiempo...
Mora, quiero preguntarte esto: ¿me vas a adoptar como tu papi?
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