sábado, 5 de mayo de 2007

"Despojos" 7

"Despojos pinamarenses"
el periódico que muestra sin asco la otra cara
del Encuentro Bucal “coros en el bosque”

año 1 número 7

CHOQUE DE CULTURAS REVELA PROFUNDO CISMA
ENTRE ORIENTE Y OCCIDENTE

Pinamar. Télam (eto) por Horacio Verguiti, nuestro periodista apostado en el lugar.

Diferente conmoción en las distinguidas arenas del pinar

Una escena que revela los profundos contrastes culturales existentes entre ambas caras del planeta se suscitó en la mañana del domingo que se fue, entre un integrante del grupúsculo calante “Alde Roce” y una de las esposas de otro coralista de la misma desagrupación. Testigos presenciales relatan que mientras el apolíneo barítono greco-romano paseaba su humanidad a orillas del mar provocando los ayes y carambas de los bañistas de ambos sexos que se encontraban allí retozando, la citada mujer, que profesa una religión varias veces milenaria del medio oriente, recaló su atención en la bijouterie que pendía del cuello del curtido barítono. Inquieta, curiosa e insistente, la extranjera inquirió al cantarín y le espetó: “¿esta medallita es de la fuerza aérea?” Perplejo y atónito, el caballero occidental balbuceó: “No, no... es del Espíritu Santo”. Más ella, enajenada, le repreguntó: “¿lo qué, del caramelo santo? El asemejado a Clark Kent, ano nadado y preso de atribulación, intentó vanamente aclarar la situación: “¿es que no has oído acerca de la Trinidad?”. La afuerina, lo más campante le comunicó: “no, no la juno a la mina esa”. Ya con accesos de espasmo del sollozo por lo que acontecía, el de gola abaritonada procuró tomar distancia mientras musitaba: “perdónala, Señor, pues no sabe lo que hace”. A todo esto, la medioriental ya distraída, danzaba saltando los charcos mientras cantaba el tema principal del film “El violinista en el tejado” alternado con un cántico oriundo del Mar Muerto denominado “Haba naguila haba”. ¿Es que nunca podrán zanjarse las diferencias con el otro? ¿cuándo se parecerán a uno?


SOPRANO ALGO ROLLIZA SE SALVA DE SER VIOLADA
POR ENERGÚMENOS CORALISTAS
AUNQUE PAGANDO UN ALTO PRECIO POR ELLO

Sísmica conmoción en cordón atlántico de República Argentina

Pinamar. Télam (eto) por Horacio Verguiti, nuestro periodista apostado en el lugar.

Un hecho que produjo profunda alarma en la Prefectura de nuestro país y por efecto mariposa en la Marina Mercante de la República de Indonesia, se suscitó una vez más entre las filas del grupúsculo tristemente célebre "Alde Roce". Encontrábase ensimismada una soprano algo rolliza a orillas de la mar argentina, sumida en una melodía por ella producida que decía: “qué lindo que es andar en Mar del Plata, en alpargatas, en alpargatas”, cuando de improviso divisó que cuatro enardecidos coralistas del citado grupúsculo se dirigían desde dentro de la mar hacia donde ella remojaba sus piecesitos. Aunque se encontraban a unos 80 metros de ella, según pudo medir nuestro apostado, ya vociferaban fuera de sí: “vení mamasa, que te damo masa”. La soprano segunda (o tercera según el tema que interprete el citado grupúsculo) previó un trágico desenlace y comenzó a huir hacia playas seguras mientras cantaba a modo de despedida: “reposa aquí Dulcinea, y aunque de carnes rolliza la volvió en polvo y ceniza la muerte espantable y fea”. El derrotero frenético emprendido por la damisela encontróse con las imperfecciones de un terreno para ella hostil: varios pozos que la hicieron rodar estrepitosamente por las embravecidas aguas, mientras la horda de sementales se acercaba peligrosamente. La ligera de golas incorporóse como pudo y retomó su huida, siguiendo con su canto de cisne: “fue de castiza ralea y tuvo asomos de dama”, pero con tal mala fortuna que otro inoportuno hoyo la hizo desistir de su propósito, cayendo nuevamente bajo el nivel del mar. Por alguna razón que aún se desconoce, los primates fueron descendiendo el kilometraje de su loca carrera a medida que la pasionaria caía y caía. Es menester recalcar, por si aún hiciera falta, que “Despojos pinamarenses” no ve con buenos ojos actitudes que como éstas, salpican al ya manchado movimiento bucal argentino.

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