Paciente:
- Algo falla en mí. No puede ser. Intento comunicarme pero no puedo. ¿Por qué hay algo que no se puede decir con palabras?
¿Por qué hay escenas terribles que se me repiten en la vida? No es invento mío ¿eh? Personas que no se conocen entre ellas terminan diciéndome las mismas cosas...
Entonces soy yo, doctor, no hay nada que hacerle, ¡soy yo! ¿Es que me da miedo crecer, acaso? ¿Será que estoy pidiendo a mi padre que me de permiso para ser un hombre? ¿Habrá algo en mí que me impide ser yo? ¿Cuántas veces voy a tener que presenciar las mismas cosas? Ya sé cómo va a terminar todo, ¡pero no lo puedo parar! ¿Qué querrá decir que no lo puedo parar?
Son muchas preguntas, doctor, y yo necesito respuestas...¡me entiende?¡yo necesito respuestas!
Psicoanalista:
- Es que usted se formula mal las preguntas, y por supuesto, no puede alcanzar las respuestas...
Paciente:
- Ah, claaaro, eso se dice muy fácil ahí sentado... ¿y cuál sería una buena pregunta, a ver?
Psicoanalista:
- Ésa...
Paciente:
- Ahhh, esa... pero ¿y entonces cuál sería una buena respuesta?
Psicoanalista:
- Ésta.
jueves, 10 de mayo de 2007
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2 comentarios:
Me he reído mucho con tus escritos. Yo soy paciente de diván y ¡es tal cual! La respuesta del psicoanalista siempre es un enigma.
Buenos posts,
Saludos
gracias, cuquita. si eres de diván, entonces tendrás alguna anécdota para que yo la pueda transformar en un tiempó muerto... si es así, mándamela.
saludos!
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