Paciente:
Estuve pensando mucho, doctor y finalmente creo que la tesis sería: o no hay nada o hay algo; si hay algo, entonces existe una distancia. Ahora bien: todo “algo” es una distancia vectorial, por decirlo así, y por lo tanto nos indica una dirección -del hacer, del percibir, del ingerir, del desear- , ¿no es cierto? En la medida en que posee esta vectorialidad esencial, algo existe de diferentes modos. Ese algo se da, por lo tanto, se hace presente, adquiere una presencia, ¿ mm ?. En la presencia total, ese algo se identifica como la presencia misma, quiero decir: existe enteramente en la presencia, es la presencia... es la presencia ¿me va siguiendo...? En la presencia total no hay algo, no hay Objeto. No hay distancia entre el Objeto y su ser en la presencia. La presencia total es aquello de lo cual nada puede decirse ni experimentarse, ¡nada! Asi que se torna Objeto cuando la presencia se hace parcial, es decir, cuando ya no es una sola cosa con la presencia, sino que existe precisamente como distanciada de ella, ¿verdad? Bueno, la presencia parcial es algo que se anuncia en la presencia, sin ser la presencia, sin ser en la presencia... ¡qué notable, doctor! Y creo, doctor, que el único modo de que un Objeto pueda permanecer en la presencia sin ser la presencia, la única experiencia posible de una presencia parcial... es la del signo. ¡Es la del signo, no hay otra, doctor! Un signo es un anuncio. El Objeto parcial es un anuncio del Objeto total. Por eso, doctor, mi mujer es un signo, porque con mi mujer tengo distancia, distancia cada vez mayor, y creo que está por anunciarme que me abandona... me trata como a un objeto, ¿me entiende cuál es mi realidad, doctor?
Psicoanalista:
Mi realidad es que no le entiendo tres carajos.
sábado, 12 de mayo de 2007
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