Paciente:
- Lo que yo no entiendo doctor, es por qué, si yo me levantaba a la mañana contenta, me hacía mi mate de leche, corría las cortinas del pasillo con ese ruido tan lindo que hacían las cuerdas con el toldo, regaba las plantas, hablaba con mis gatos, y mientras salía el tarado de Mauro Viale por la tele, yo comía tostadas mientras caminaba por toda mi casa, que era inmensa, y cantaba, cantaba... y veía el sol que llegaba a la ventana, y escuchaba las tórtolas y veía a mi gato que las quería cazar saltando en el alféizar de la ventana, y mientras tomaba mate hablaba por teléfono, o colgaba la ropa y al mediodía me llamaba mi marido, y después venían mis alumnos, y cuando empezaba a caer la tarde me ponía a pensar qué iba a hacer de cena, entonces bajaba e iba al supermercado, y pasaba por el kiosco y me compraba una “Punto y Ganchillo”, e hinchaba las pelotas, y después llegaba mi marido del trabajo, y me abrazaba, y yo lo abrazaba a él, mientras me preguntaba cómo había estado, qué lío habían hecho los gatitos... y después mientras cenábamos mirábamos a Gasalla... ay, doctor... yo me doy cuenta que tenía mi casa, mis plantas, mis gatos, mi marido, yo tenía todo doctor, si yo era feliz... entonces ¿por qué me separé?, ¿por qué doctor, si yo tenía todo lo que quería, por qué me separé?
Psicoanalista:
Por eso. Por eso mismo.
lunes, 7 de mayo de 2007
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